martes, 11 de agosto de 2009

La segunda parte de Eva y Adam

Pues nada lo dicho. Aqui esta otro capítulo de nuestro queridisimo yuri. Espero que lo disfruten (^.^)

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Capitulo 2

¿Cómo podía existir algo tan bello en este mundo? Sinceramente, no lo se, pero lo que si se que no puedo dejar de mirarla cuando la veo. Diana es nuestra diosa griega, es tan hermosa que cuando la ves es como ver el sol, y todo el mundo se le queda mirando cada vez que entra en una habitación. Puedes ver el suave movimiento que hace su cabello castaño junto con los reflejos dorados que se pueden ver en el cuando hace sol, el color miel de sus ojos hace que parezca tan dulce que... Y después estaba la grácil y delicada manera que tenia de moverse, pues podías ver como se movía su falda de cuadros del uniforme veías como iban pasando los cuadros uno tras otro, la blusa azul que… llevaba con el lazo del uniforme, el movimiento de sus caderas, y si ella se movía mucho se podía… Joder se estaba acercando a mí, sonriéndome, y estaba a escasos centímetros ya de mi mesa.
- Hola Eva. - Me dijo Diana mientras que Adam detrás suya me miraba sospechosamente- ¿De qué trata este nuevo proyecto?
- Pues te lo voy a ir contando mientras vamos cogiendo los lienzos que si no nos damos prisa se llevaran el mío.
-¿El tuyo?


El lienzo que yo tenia pensado utilizar era uno de gran tamaño para poder hacer un dibujo de Diana de plano americano pero con proporciones reales por lo que iba a ser un gran cuadro pero nada más supe que ella seria mi pareja para este trabajo sabia que tenia que pintarla así.
- Ves como este tamaño de lienzos solo hay cinco o seis por lo que hay que darse mucha prisa.
- Vaya nunca lo había pensado- me respondió despues de haber elegido las dos nuestro lienzos y de yo haberle explicado de que trataba el proyecto.- Aunque tampoco hay mucha personas que lo elijan, ¿te gusta mucho pintar, no?
- Si, bueno, podría decirse que lo llevo en la sangre.
- ¿Ah, si?
- Si bueno mis abuelos, todos eran pintores o arquitectos, y mi padre es escultor así que llevo toda mi vida en este ambiente. Y además…
-¿Además que?- pregunto curiosa.
- Pues que Adam es mi vecino y amigo de toda la vida, él también es muy bueno aunque me de coraje.
- Si la verdad es que se nota que en algunas cosas tenéis un poco de competencia- me dijo con cara un poco triste.- Pero bueno aunque yo solo vaya ha hacer un dibujo de tu rostro te pido que no te muevas mucho.
- Ok, pero tu podrías ponerte de pie, please.- Se puso de pie un poco girada hacia su caballete para que yo pudiese verla perfectamente de frente, pero tenia puesto el caballete de tal manera que no pudiese ver lo que ella estaba pintando.
Durante la media hora que quedaba de clase me dedique a hacer un boceto de ella, a lapíz, pero Diana no consiguió avanzar mucho por lo que pude ver que hacia durante todo el tiempo. A fin de cuentas estaba más tiempo mirándome que haciendo trazados en el lienzo.
RINGGGGGG
Toco la campana, indicaba el cambio de clase y que llegaba la hora de tener que hacer el examen más odioso de todo el curso. Filosofía.
- Perdona Diana, ¿me podrías hacer un favor?- le pregunte mientras iba recogiendo rápidamente alguna de mis cosas.
- Dime.
-Pues podrías recoger mi caballete y mis las demás cosas es que ahora tengo un examen y no puedo llegar tarde, como tú estas en ciencias no tienes ahora un examen ¿no?
- De acuerdo pero me debes una.- Me dijo mirándome mientras se mordía un labio.
- Ok, muchas gracias, ¡bye! ¡¡Nos vemos en clase de Educación Física!!- Y me fui corriendo.


El examen duro dos agotadoras horas, en las que no pare de escribir y que me hubiese gustado que durasen más. Pues, tenia toda mi precisión y rapidez solo cuando dibujaba porque a la hora de escribir o tener que explicar cosas demasiado enrevesadas me liaba yo, y el que me escuchaba al final no quedaba claro de que hablaba.
Pero bueno, ahora tenia el recreo para relajarme un rato antes de la agotadora clase de Educación Física. No es porque se me de mal el deporte si no porque me emociono demasiado y al final termino echa un trapo.
- ¡Ey! ¿Qué tal te ha ido el examen Eva?- Adam acababa de llegar con su tradicional batido de fresa.
- Pues me han dado duro pero creo que sobreviviré.- Añadí suspirando.
- ¡Jajajajajaja! De verdad cuando dices cosas como esa no pareces tu- fruncí el ceño, de verdad algunas veces no se ha que se refiere este niño. – Ay,- suspiro mi amigo- que inocente pareces pero después dices unas cosas por esa boquita mas indecentes.
- ¡¿Qué?!- le mire incrédula mientras el me miraba divertido – Tu eres el pervertido que cualquier cosa que yo diga lo trastocas de tal manera que parece que he dicho cosas que no son.- Le mire enfadada, esta no era la primera vez que me hacia esto.
- Pero si eres tú la que me da los pretextos para decirte estas cosas. – le volví a fruncir el ceño, ya un poco enfadada. – Si, si ,no me mires así como si no supieses nada, o es que no e acuerdas de el viernes pasado cuando llegaste a mi casa chorreando por culpa de la lluvia que hacia y lo que me dijiste nada mas abrirte la puerta. “Estoy muy mojada, ayúdame.” – dijo intentando imitar mi voz. - Eh, no me mires asi. Que fuiste tú quien lo dijo.
Justo cuando dijo eso la diosa griega pasó al lado nuestro junto con su sequito de mujeres y hombres perfectos. Creo que ella no se entero pero me vio, me puse colorada, ella me sonrío inclinando la cabeza pero uno de ellos si se entero y tuvo que decir:
- Vaya no me esperaba eso de ti Eva, si quieres yo te ayudo la próxima vez que estés así. – dijo de forma un tanto provocativa. Pero yo hice como si no le hubiese escuchado pero vi como Diana le miraba, después miraba a Adam y después me miraba a mí.
- ¿Y te acuerdas de lo que yo te respondí?- añadió ignorándole también, acercándose a mi oreja.
- No.- Aunque en realidad si que me acordaba.
- O prefieres que la diosa griega te ayude.- susurro en mi oído cosa que hizo que me pusiese mas roja, Diana se había vuelto en ese momento y me estaba mirando. No podía mirarla.
- Pero eso era porque hay corrido mucho para librarme del chaparon de ese día – conteste apartándome de él. – Porque si quieres puedo yo decir muchas otras cosas sobre ti. Así que no me tientes dios de la perversión.
A modo de respuesta me dedico una de sus famosas medias sonrisas pero había algo que me inquietaba pues tenía un extraño brillo en los ojos que indicaba que tramaba algo.
Cuando iba a decir algo sonó de nuevo el timbre indicando el final del recreo y el inicio de la clase de Educación Física y al final solo contesto:
- Lo se. - Mientras se encendía un cigarro y se iba a sus vestuarios a cambiarse de ropa. Pues a pesar de estar en clases diferentes teníamos las optativas juntos, y estaba con Diana en clase de ciencias y yo en letras.
Pero Adam me había dejado muy preocupada, pues él no suele fumar mucho, a decir verdad en muy contadas ocasiones de estrés o cuando quiere celebrar algo que le ha salido genial. Y por la cara que tenía me da que era lo primero, pero no tenia tiempo para preguntarle todavía así que ya lo haría después en clase.


Durante toda la hora no puede acercarme a él a preguntarle, debido a que estábamos haciendo carreras de resistencia y velocidad que me hacían imposible acercarme a él. Eso sin contar que él notaba que yo le prestaba mucha atención así que me eludía. Incluso casi entro en el vestuario masculino para hablar con él pero todos los chicos me echaron. Por lo que, cuando llegue a los vestuarios había llegado a la conclusión de que de camino a casa le haría contarme lo que le pasaba. Y mientras estaba ensimismada con mis pensamientos me fui dirigiendo a las duchas con mi neceser, como siempre hacíamos todos los alumnos después de tener la clase de deporte, aunque ya casi todas se habían vestido.
Las duchas eran comunes, por así decirlo pues cuando entrabas en el vestuario tenias tu taquilla donde gustar tus cosas. Después estaban los lavabos con un gran espejo encima y un pasillo lleno de puertas donde se encontraban los vates llegaban a formar un pasillo, hasta las duchas que era como una habitación rectangular donde, había muchos grifos en las paredes. Yo creo, secretamente, que lo hicieron así para que a los alumnos les diese vergüenza ducharse delante de otros y así se diesen prisa, aunque por lo menos a mí ya a estas alturas no me suponía mucho problema después de tantos años.
Abrí la ducha con el agua fría, pues siempre me duchaba así desde pequeña. Me recogí el pelo con una coleta para no mojarme el pelo. Fue entonces cuando llego Diana desnuda para ducharse, tenía el pelo suelto y le llegaba hasta los pechos, esos preciosos y rosados pechos que contrastaban con su blanca piel, no tenia casi vello púbico y viendo su esbelta figura te dabas cuenta de él porque tenia el sobre nombre de la diosa griega. Entre todos los grifos que había se puso en el que estaba a mi derecha y eso hizo que me pusiese un poco nerviosa, pero me tranquilice y seguí enjabonándome el cuerpo.
Pero eso no podía evitar que viese todo lo que ella hacia. Abrió el grifo del agua caliente y le caía toda el agua, y su hermosa melena se iba mojando poco a poco, hasta que se quedo totalmente mojada. Además, de poder ver como iban se iban cayendo las gotas de sus pechos y como corría el agua por sus caderas.
- Eva – me llamó la diosa griega sacándome de mis turbios pensamientos.
- Si, ¿qué pasa dio… Diana? – respondí lo más normal que pude.
- ¿Me podrías prestar tu champú? Por lo visto el mío se ha acabado.
- Si, claro por supuesto. – Como un robot me agache a cogerlo, pero cuando me estaba levantando vi que tenia a Diana delante mía con una mano puesta en los azulejos por lo que cuando me di la vuelta para dárselo tenia su cara a dos palmos de mi.- Aquí tienes- le dije mirándola a los ojos y ella a mi.
- Gracias- respondió cogiéndolo. – Vaya es de olor a menta, me gusta.
Se me quedo mirando con la boca entreabierta y yo no sabia que decirle ni que hacer, lo único que podía hacer era controlar que seguía mirándola a los ojos, porque sentía que si no Diana se molestaría de que le hiciese un repaso con la mirada.
Se aparto de mí, pero seguía mirándome mientras se dirigía a su ducha. Se echo mi champú en el pelo, y lo puso en el suelo mientras yo la miraba sin poder moverme de cómo estaba antes. Pero de repente escuche que alguien me llamaba sacándome de mi trance.
- ¡Eva! – Grito alguien a quién no puede identificar - ¡Tu móvil esta sonando!
Recogí todas mis cosas y cerré el grifo y justo cuando me estaba yendo.
- Eva, – me volvía a llamar la diosa griega, pero esta vez no me volví para mirarla– El agua de tu ducha estaba muy fría.
- Ah, ok.

Aunque a mi me parecía que estaba más caliente de lo normal.

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Bueno dentro de poco ya terminare la historia y seguire con otra que tengo en mi cabeza. Pero por esta noche tengo que dejarles que estoy ya muy, muy, muy cansada.
Sweet nihgt!!

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