miércoles, 26 de agosto de 2009

Coger un libro cualquiera

He encontrado esto por Internet, y como me pareció interesante lo subí (^^). Aquí van las reglas:

1º- Coger el libro más cercano.
2º- Abrirlo por la página 161.
3º- Leer la quinta frase.
4º- Mandarla a otros 5 blogs.


[...] deberías reclutarla. [...]

Se lo paso a: Mandragora fics, Trauss, Lifaen Cullen y Príncipe de la Hipocresía.

P.D.: Excepto Mandragora fics todos los demás son seguidores míos, y para entrar en Mandragora fics solo hay que poner su nombre en Google y sale en la primera opción. (^^)

miércoles, 12 de agosto de 2009

New Eva y Adam

Bueno, aqui esta el nuevo capítulo de Eva y Adam!!.
Espero que les guste porque lo mio me ha costado, ademas he tenido que hacer algunas modificaciones en el anterior capítulo (habia puesto cahmpo en vez de champú). Y además después he modificado bastantes cosas del capítulo.
Sin más demora aqui tienen el ultimo capítulo de Eva y Adam, espero que les guste (^^)

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Capitulo 3

Fui a ver después de las clases a Adam pero no conseguí nada, y volvimos juntos a casa como siempre. Todavía tenia en la cabeza el momento champú, no me atrevía a contarle nada. Y pase gran parte de la tarde y de la noche jugando a la Playstation3, concretamente pasándome El Final Fantasy 7. Porque se que no voy a poder dormir, así que me puse a jugar toda la noche para que estuviese muerta de sueño para así no pensar en lo que me había sucedido hoy.



Hoy por la mañana la volví a ver por el pasillo de la segunda planta mientras me dirigía a griego.
- Buenos días Eva – dijo Diana, saludándome con esa belleza que conseguía tener nuestra diosa griega incluso por la mañana temprano.
- Hola. – Iba a seguir para adelante porque llegaba tarde clase, pero ella me retuvo cogiéndome del brazo.
- Te tengo que devolver el champú – agrego de forma suave cerca de mi oído, evaluando mi reacción.
- Es verdad, - ¿Por qué tenía que estar tan cerca que podía oír su respiración? ¿Porque tiene que tener un perfume tan embriagador? - me lo puedes devolver más tarde es que ahora tengo prisa, llego tarde de nuevo a clase de griego. – Le respondí sonriendo mientras la miraba a los ojos de la forma más serena posible.
- Vale. – Dijo suspirando con un poco de decepción. – Cuando quieras pásate por mi clase y te lo devuelvo.
- Ok después de esta hora me paso, byebye.
Le dije adiós con la mano mientras me volvía y seguía mi camino. Aunque mi corazón latía a mil por segundo. Pero como llegaba tarde a clase tuve que ir corriendo para llegar a tiempo, y así pude calmarme.




Pase a recoger mi champú a su clase, y ese viernes por la tarde fui a casa de Adam a pasar toda el rato jugando a videojuegos hasta que se me quemasen los ojos. ¡¡Yeah!! Estas cosas son las que me hacen pensar que soy un poco friki, pues eso de desear que llegue la tarde del viernes para ir a casa de Adam, o de cualquier otro, a jugar a videojuegos es muy friki, pero bueno a mí me encanta.
Cuando llevábamos ya dos horas jugando hicimos una parada para tomar un tarta casara que él había preparado anteriormente. Tenia una base de galleta con plátano bañado en leche merengada, y por ultimo una cremosa nata puesta encima con trocitos de chocolate. Y ahora que habíamos echo una parada volvía a pasar por mi mente el momento champú.
- Oye, Adam.
- ¿Si? – Mierda, no se porque se me tiene que ocurrir contárselo. Me estaba mirando con su típica mirada de “me tienes que decir algo ¿no?”, como me molesta eso.
- Tengo una cosita que contarte, pero… um… solo te lo contare si tú me cuentas que te pasa últimamente. ¿Sí? – Así al menos podría sacarle que era lo que le pasaba.
- No, no te lo pienso contar.
- Jumm. Que poco me quieres. – Le replique haciéndome la indignada mientras cogía otro trozo de tarta.
- Pero si no me lo cuentas, - con un rápido movimiento, va el malvado, pervertido y odioso y me quita mi plato de tarta y mi tenedor – te quedas sin comer más tarta.
- ¡Nooo! – No entiendo porque siempre tiene que ser tan odioso, además ¿no entiendo como siempre termina chantajeando me con los deliciosos postres que sabe preparar? - ¡Devuélvelo! ¡Revuélveme la Banana Cake! – Ese es el nombre con el que Adam había bautizado a la tarta.
- Nop, y si no me lo cuentas no te dejare llevar el trozo que te tengo guardado para que te lo lleves a casa.
Es odioso. Pero no se lo pienso contar. No esta vez no.
- Bueno, pues nada viendo tu negativa voy a tirarlo. – Dijo retándome mientras se levantaba.
Pero Dios no se puede tirar semejante manjar a la basura. Con lo delicioso que esta se me cae la baba…
- ¡Vale! Ok, ok – le grite cuando ya había llegado a la puerta. – Te lo contare.
- Muy bien a si me gusta. – Y me puso el plato delante mía, mientras sonreía con satisfacción.
De verdad, no se como este chico puede tener a medio instituto bajo sus pies. De verdad que no lo entiendo, con lo retorcido y malo que es.
- Bueno, - me lleva a la boca ese delicioso manjar. – pues el otro día…
Y empecé a relatarle lo ocurrido el día del champú.
Cuando termine de contárselo, estaba un poco, bastante, asombrado pero se recupero rápido.
- Entonces, ¿ya no te gusta la Banana Cake?
- No, si esta deliciosa tu tarta. – Su cara era un poema. – Pero porque me miras así si has sido tú el que a dicho… amm. – Ahora lo pillaba si. – Lo siento no lo había pillado.
Y ahora se volvía a reír de mi en toda mi cara, pero eso si a carcajada limpia.
- Es… jajaja…. es que… - No podía aguantar de reírse. – algunas veces eres muy inocentona. JAJAJAJA.
- Bueno, - ya estaba un poco harta de la situación – ¿vamos a seguir jugando? Que te voy a dar la paliza de tu vida en el Sour Calibur 3.
- ¡No! Pero ¿qué más ha pasado?
- No pienso contarte más penoso pervertido.
- ¿Si te gano me lo cuentas?
- Jumm, solo si me ganas. – Cosa que era imposible, tratándose de videojuegos.

Estuvimos jugando hasta bien entrada la noche. Y no consiguió ganarme ni en este juego ni en otro. Por lo que volví ha mi casa feliz por haber ganado mis partidas e incluso haber conseguido un nuevo record a la hora de machacarle en otro juego de tiros.




Los días iban pasando y yo iba conociendo poco a poco más a Diana. Podría decirse que éramos amigas de toda la vida. Ahora, compartíamos mucho el tiempo juntas. Por ejemplo: hacíamos las dos juntas los ejercicios de Educación Física, siempre que hiciese falta hacer algo en pareja, y si no estábamos siempre al lado hablando la una con la otra. En clase de Arte era un poco diferente porque las dos estábamos muy concentradas pintándonos mutuamente, pero cuando no y una de las dos iba a cambiar el agua del vaso o cualquier otra cosa nos poníamos a charlar. Incluso hubo un día en el que nos pusimos a jugar con el agua del fregadero de la clase, al principio la gente se nos quedo mirando con caras raras pero después se unieron a jugar en nuestra batalla pasada por agua. Tuvimos que quedarnos después de las clases limpiando el aula como castigo, y como la clase del jueves era a última hora desde ese día empezaron a tener por costumbre volver a casa juntas. Todos los jueves, y todo lo que el camino nos permitiera.
Pero me daba la sensación de que pasado este idilio, que duraba un mes, las cosas cambiarían y no podría disfrutar más de su compañía. Porque para mí, esta situación era mi excusa para estar con ella, y cuando llegase el día de la exposición todo se acabaría.
No quería que pasase el tiempo.
Y sin darme cuenta, entre exámenes, clases, y noches en vela, llegó el último día que teníamos para terminar el retrato, el jueves a última hora. La siguiente semana era marzo y junto con este mes la semana cultural.



Casi había terminado el cuadro, lo único que me quedaba es darle un poco de más luz a sus ojos, y retrocar alguna que otra cosilla. Y sinceramente viendo como iba mí cuadro no creo que nadie me pudiese superar. Solo en un par de minutos lo tendré terminado.
Pero, antes quería mirar que era lo que estaban haciendo los demás, y parecía que casi todo el mundo había terminado y dándole los últimos retoques a sus cuadros. Que gracioso, a uno se le había caído un poco de agua en el cuadro y la pintura se le estaba corriendo, sino lo arreglaba deprisa todo su trabajo no iba a servir para nada. Al lado estaban Adam y Gabriel. Su forma de organizarse era muy rara pintaban por turnos, eso esta bien porque el modelo podía estar de forma diferente de la que estaban todos, pero lo malo era que tenían que hacerlo muy rápido o no les daría tiempo a terminarlo. Ahora, pintaba Gabriel a Adam pero no podía ver lo como iba su cuadro. Aunque si podía ver que tenia un gran cuadro como el mío, y podía ver a Adam sentado en el sin camiseta. Pero mejor dejo de cotillear tanto si quiero conseguir ganar, y hacer que mi cuadro sea la envidia de todos.
- Eva deja de moverte tanto – ordenó Diana, además no era la primera vez que me lo decía – que si te mueves tanto no puedo pintarte, me voy tener que estar aquí pintándote toda la vida.
- Ay, lo siento no me había dado cuenta, - dije disculpándome – es que me quede embobada mirando otras cosas.
- Aja – contesto mientras cambiaba de pincel para pintar con otro color.
- Je, creo que algunas veces me meto en mi mundo y no salgo de ninguna manera. Y cuando y me doy cuenta de lo que ha pasado han paso muchas cosas a mi alrededor, y es… como lo diría… sorprenderte.
- No si a mi no hace falta que me lo digas. – Dijo levantando la mirada del óleo. – Si es que cuando estas pintando entras como en un trance y no me escuchas.
- Si, bueno, - vaya no sabia que se hubiese fijado tanto en mi, eso me alegro– es mi particularidad.
- ¡Ahg! – gritó Diana.
- ¿Qué pasa? ¿Si te has equivocado en algo ya te ayudo yo?
- ¡No! Y no es que me haya equivocado ni nada pero es que te has sonrojado y estas muy guapa así – eso hizo que me sonrojase un poco más, – Y ya casi había terminado. Se quedó un momento pensativa haciendo un mohín, ¿es qué siempre iba a irradiar belleza nuestra diosa griega? - Espera un momento que ahora vengo.
Se levanto y salio corriendo en dirección a la profesora Aurora y habló un momento con ella. Parecía que le estaba rogando algo y cuando volvía venia con una sonrisa en su rostro.
- ¿Qué pasa?
- Pues que nuestra querida y adorada profesora Aurora, nos deja quedarnos un rato más después de las clases para que así yo pueda terminar tu retrato.
- ¿Pero no lo habías terminado?
- Bueno, mas o menos. – Respondió sonriendo y viendo que yo levantaba el ceño prosiguió. – Es que como estas tan mona con las mejillas sonrojadas que te quiero pintar así, por lo que necesito un poco más de tiempo para terminar el retrato.
Eso hizo que volviera a subir el color de mi cara a otra gama de de rojo mas fuerte. Pero lo importante era ¿desde cuando Diana se fijaba tanto en mí y en mis expresiones? Y la más importante aún ¿podría hacer que pusiese mi cara más roja de lo que ya estaba?


Ya había tocado la sirena y todo el mundo se había ido solo, bueno no todo el mundo porque quedaba Gabriel que estaba terminando de recoger sus pinceles.
Lo malo era, que me daba miedo quedarme sola con Diana pero en parte quería que Gabriel se fuese ya. Y así lo hizo a los pocos segundos como si hubiese leído mi pensamiento, pero antes de iré se volvió, me sonrió y cruzo la puerta.
Si, ahora si que estábamos las dos solas en el aula. En un principio era fácil hacer de modelo, pero poco a poco su mirada me empezó ha poner nerviosa y hacia que recordase el día del champú, cosa que hacia mi sonrojo no bajara.
Además ahora no me atrevía, mejor dicho, no podía mirarla a los ojos, por lo que me fijaba como su pincel iba de un lado a otro. Pero al final lo que veía era su mano apoyada en la pared de azulejos blancos y con lo blanca que era no había demasiada diferencia entre el color de su piel con el de los azulejos.
Ya, para. Dejemos de pensar en eso. Ya.
- Deja de agitar la cabeza y mírame que ya me queda poco. – Dijo mirándome fijamente.
- Ok. – Respondí aguantando su mirada.
Tenía que tranquilizarme, pero ella seguía mirándome con esos ojos color miel que parecían atravesarme por completo. Seguro que eran ilusiones mías, o puede que este haciendo esto para ponerme nerviosa y así conseguir el mejor cuadro. Sí, eso tenía que ser, pero también podría ser la última opción… pero no, eso era imposible así que venga solo un rato más. Solo un rato más.
Y así poco a poco volví a entrar en mi relajante mundo donde ya no veía nada, ya no pensaba en nada. Pero de repente sentí que algo tocaba mi mano y volví a la realidad.
- Eva – era Diana que me estaba llamando – ¿qué te pasa?
-¿Qué? Ah, nada solo estaba pensando.
- Ah, vale, es que te he llamado y no me contestabas. – Que hermosa sonrisa tiene. - Bueno el retrato ya esta terminado ¿quieres verlo?
- Si claro.
Me levante rápidamente y fui a ver el cuadro. Y dios ¿así me veía yo?
- Vaya que, que… no tengo palabras.
- Bueno con que me digas si te gusta o no me conformo, se que no soy muy buena en esto en comparación contigo pero…
- Me encanta. De verdad es genial. – Dije interrumpiéndola. –En serio, te ha salido muy bien.
En el se me podía ver como estaba mirando hacia algo muy concentrada, evidentemente mi cuadro, y mordiéndome el lado izquierdo de mi labio. Tenía el pelo suelto pero parecía que había algo de viento que lo mecía, y el contraste de luces y sombras era muy bueno.
- Pero tengo una pregunta.
- ¿Qué?
- ¿Cómo es posible que no te sangre el labio si estas todo el tiempo mordiéndotelo mientras pintas?
- Pues no se, será la costumbre.
- Pero mira creo que ahora te esta sangrando. – Me dijo mientras se acercaba a mí y me cogía del mentón. Dios, estaba tan cerca que podía volver a oler su perfume, y creo que lo ha cambiado.
Cerré un momento los ojos para poder olerla mejor y entonces ella me beso. Pude sentir como sus labios rozaban los míos, podía sentir su aliento pero cuando note que se iba a separar de mi la atraje hacia a mi y la bese como desde todo este tiempo deseado. Sentía su lengua jugando con la mía, y sentía como pasaba la mano que me había agarrado el mentón por mi cuello hasta llegar a mi nuca. Me atrajo hacia ella para profundizar el beso más. Pero al poco nos separamos. Pero yo no quería, quería seguir derritiéndome en esos labios, y mire sus apetitosos ojos del color de la miel y le mordí el labio suplicando por más.
- Espera, - me dijo separándose de mi – Eva.
- ¿Qué?
- Eva, es, - la vi con un atisbo de inseguridad mientras decía mi nombre – que a mi me gustas mucho. – Aparto la mirada de mí pero volvió rápidamente a mirarme para observar mi reacción. – Y, bueno, me preguntaba, ¿si querías salir conmigo?
- Claro que si mi diosa griega. – Y la volví a besar levemente en los labios.

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Y nada aqui esta el final. Espero que les haya gustado a la historia y quieran dejarme algún comentario contandome que les ha parecido.
Beaucoup bisses mes amies!! (^3^) muakss!!

martes, 11 de agosto de 2009

La segunda parte de Eva y Adam

Pues nada lo dicho. Aqui esta otro capítulo de nuestro queridisimo yuri. Espero que lo disfruten (^.^)

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Capitulo 2

¿Cómo podía existir algo tan bello en este mundo? Sinceramente, no lo se, pero lo que si se que no puedo dejar de mirarla cuando la veo. Diana es nuestra diosa griega, es tan hermosa que cuando la ves es como ver el sol, y todo el mundo se le queda mirando cada vez que entra en una habitación. Puedes ver el suave movimiento que hace su cabello castaño junto con los reflejos dorados que se pueden ver en el cuando hace sol, el color miel de sus ojos hace que parezca tan dulce que... Y después estaba la grácil y delicada manera que tenia de moverse, pues podías ver como se movía su falda de cuadros del uniforme veías como iban pasando los cuadros uno tras otro, la blusa azul que… llevaba con el lazo del uniforme, el movimiento de sus caderas, y si ella se movía mucho se podía… Joder se estaba acercando a mí, sonriéndome, y estaba a escasos centímetros ya de mi mesa.
- Hola Eva. - Me dijo Diana mientras que Adam detrás suya me miraba sospechosamente- ¿De qué trata este nuevo proyecto?
- Pues te lo voy a ir contando mientras vamos cogiendo los lienzos que si no nos damos prisa se llevaran el mío.
-¿El tuyo?


El lienzo que yo tenia pensado utilizar era uno de gran tamaño para poder hacer un dibujo de Diana de plano americano pero con proporciones reales por lo que iba a ser un gran cuadro pero nada más supe que ella seria mi pareja para este trabajo sabia que tenia que pintarla así.
- Ves como este tamaño de lienzos solo hay cinco o seis por lo que hay que darse mucha prisa.
- Vaya nunca lo había pensado- me respondió despues de haber elegido las dos nuestro lienzos y de yo haberle explicado de que trataba el proyecto.- Aunque tampoco hay mucha personas que lo elijan, ¿te gusta mucho pintar, no?
- Si, bueno, podría decirse que lo llevo en la sangre.
- ¿Ah, si?
- Si bueno mis abuelos, todos eran pintores o arquitectos, y mi padre es escultor así que llevo toda mi vida en este ambiente. Y además…
-¿Además que?- pregunto curiosa.
- Pues que Adam es mi vecino y amigo de toda la vida, él también es muy bueno aunque me de coraje.
- Si la verdad es que se nota que en algunas cosas tenéis un poco de competencia- me dijo con cara un poco triste.- Pero bueno aunque yo solo vaya ha hacer un dibujo de tu rostro te pido que no te muevas mucho.
- Ok, pero tu podrías ponerte de pie, please.- Se puso de pie un poco girada hacia su caballete para que yo pudiese verla perfectamente de frente, pero tenia puesto el caballete de tal manera que no pudiese ver lo que ella estaba pintando.
Durante la media hora que quedaba de clase me dedique a hacer un boceto de ella, a lapíz, pero Diana no consiguió avanzar mucho por lo que pude ver que hacia durante todo el tiempo. A fin de cuentas estaba más tiempo mirándome que haciendo trazados en el lienzo.
RINGGGGGG
Toco la campana, indicaba el cambio de clase y que llegaba la hora de tener que hacer el examen más odioso de todo el curso. Filosofía.
- Perdona Diana, ¿me podrías hacer un favor?- le pregunte mientras iba recogiendo rápidamente alguna de mis cosas.
- Dime.
-Pues podrías recoger mi caballete y mis las demás cosas es que ahora tengo un examen y no puedo llegar tarde, como tú estas en ciencias no tienes ahora un examen ¿no?
- De acuerdo pero me debes una.- Me dijo mirándome mientras se mordía un labio.
- Ok, muchas gracias, ¡bye! ¡¡Nos vemos en clase de Educación Física!!- Y me fui corriendo.


El examen duro dos agotadoras horas, en las que no pare de escribir y que me hubiese gustado que durasen más. Pues, tenia toda mi precisión y rapidez solo cuando dibujaba porque a la hora de escribir o tener que explicar cosas demasiado enrevesadas me liaba yo, y el que me escuchaba al final no quedaba claro de que hablaba.
Pero bueno, ahora tenia el recreo para relajarme un rato antes de la agotadora clase de Educación Física. No es porque se me de mal el deporte si no porque me emociono demasiado y al final termino echa un trapo.
- ¡Ey! ¿Qué tal te ha ido el examen Eva?- Adam acababa de llegar con su tradicional batido de fresa.
- Pues me han dado duro pero creo que sobreviviré.- Añadí suspirando.
- ¡Jajajajajaja! De verdad cuando dices cosas como esa no pareces tu- fruncí el ceño, de verdad algunas veces no se ha que se refiere este niño. – Ay,- suspiro mi amigo- que inocente pareces pero después dices unas cosas por esa boquita mas indecentes.
- ¡¿Qué?!- le mire incrédula mientras el me miraba divertido – Tu eres el pervertido que cualquier cosa que yo diga lo trastocas de tal manera que parece que he dicho cosas que no son.- Le mire enfadada, esta no era la primera vez que me hacia esto.
- Pero si eres tú la que me da los pretextos para decirte estas cosas. – le volví a fruncir el ceño, ya un poco enfadada. – Si, si ,no me mires así como si no supieses nada, o es que no e acuerdas de el viernes pasado cuando llegaste a mi casa chorreando por culpa de la lluvia que hacia y lo que me dijiste nada mas abrirte la puerta. “Estoy muy mojada, ayúdame.” – dijo intentando imitar mi voz. - Eh, no me mires asi. Que fuiste tú quien lo dijo.
Justo cuando dijo eso la diosa griega pasó al lado nuestro junto con su sequito de mujeres y hombres perfectos. Creo que ella no se entero pero me vio, me puse colorada, ella me sonrío inclinando la cabeza pero uno de ellos si se entero y tuvo que decir:
- Vaya no me esperaba eso de ti Eva, si quieres yo te ayudo la próxima vez que estés así. – dijo de forma un tanto provocativa. Pero yo hice como si no le hubiese escuchado pero vi como Diana le miraba, después miraba a Adam y después me miraba a mí.
- ¿Y te acuerdas de lo que yo te respondí?- añadió ignorándole también, acercándose a mi oreja.
- No.- Aunque en realidad si que me acordaba.
- O prefieres que la diosa griega te ayude.- susurro en mi oído cosa que hizo que me pusiese mas roja, Diana se había vuelto en ese momento y me estaba mirando. No podía mirarla.
- Pero eso era porque hay corrido mucho para librarme del chaparon de ese día – conteste apartándome de él. – Porque si quieres puedo yo decir muchas otras cosas sobre ti. Así que no me tientes dios de la perversión.
A modo de respuesta me dedico una de sus famosas medias sonrisas pero había algo que me inquietaba pues tenía un extraño brillo en los ojos que indicaba que tramaba algo.
Cuando iba a decir algo sonó de nuevo el timbre indicando el final del recreo y el inicio de la clase de Educación Física y al final solo contesto:
- Lo se. - Mientras se encendía un cigarro y se iba a sus vestuarios a cambiarse de ropa. Pues a pesar de estar en clases diferentes teníamos las optativas juntos, y estaba con Diana en clase de ciencias y yo en letras.
Pero Adam me había dejado muy preocupada, pues él no suele fumar mucho, a decir verdad en muy contadas ocasiones de estrés o cuando quiere celebrar algo que le ha salido genial. Y por la cara que tenía me da que era lo primero, pero no tenia tiempo para preguntarle todavía así que ya lo haría después en clase.


Durante toda la hora no puede acercarme a él a preguntarle, debido a que estábamos haciendo carreras de resistencia y velocidad que me hacían imposible acercarme a él. Eso sin contar que él notaba que yo le prestaba mucha atención así que me eludía. Incluso casi entro en el vestuario masculino para hablar con él pero todos los chicos me echaron. Por lo que, cuando llegue a los vestuarios había llegado a la conclusión de que de camino a casa le haría contarme lo que le pasaba. Y mientras estaba ensimismada con mis pensamientos me fui dirigiendo a las duchas con mi neceser, como siempre hacíamos todos los alumnos después de tener la clase de deporte, aunque ya casi todas se habían vestido.
Las duchas eran comunes, por así decirlo pues cuando entrabas en el vestuario tenias tu taquilla donde gustar tus cosas. Después estaban los lavabos con un gran espejo encima y un pasillo lleno de puertas donde se encontraban los vates llegaban a formar un pasillo, hasta las duchas que era como una habitación rectangular donde, había muchos grifos en las paredes. Yo creo, secretamente, que lo hicieron así para que a los alumnos les diese vergüenza ducharse delante de otros y así se diesen prisa, aunque por lo menos a mí ya a estas alturas no me suponía mucho problema después de tantos años.
Abrí la ducha con el agua fría, pues siempre me duchaba así desde pequeña. Me recogí el pelo con una coleta para no mojarme el pelo. Fue entonces cuando llego Diana desnuda para ducharse, tenía el pelo suelto y le llegaba hasta los pechos, esos preciosos y rosados pechos que contrastaban con su blanca piel, no tenia casi vello púbico y viendo su esbelta figura te dabas cuenta de él porque tenia el sobre nombre de la diosa griega. Entre todos los grifos que había se puso en el que estaba a mi derecha y eso hizo que me pusiese un poco nerviosa, pero me tranquilice y seguí enjabonándome el cuerpo.
Pero eso no podía evitar que viese todo lo que ella hacia. Abrió el grifo del agua caliente y le caía toda el agua, y su hermosa melena se iba mojando poco a poco, hasta que se quedo totalmente mojada. Además, de poder ver como iban se iban cayendo las gotas de sus pechos y como corría el agua por sus caderas.
- Eva – me llamó la diosa griega sacándome de mis turbios pensamientos.
- Si, ¿qué pasa dio… Diana? – respondí lo más normal que pude.
- ¿Me podrías prestar tu champú? Por lo visto el mío se ha acabado.
- Si, claro por supuesto. – Como un robot me agache a cogerlo, pero cuando me estaba levantando vi que tenia a Diana delante mía con una mano puesta en los azulejos por lo que cuando me di la vuelta para dárselo tenia su cara a dos palmos de mi.- Aquí tienes- le dije mirándola a los ojos y ella a mi.
- Gracias- respondió cogiéndolo. – Vaya es de olor a menta, me gusta.
Se me quedo mirando con la boca entreabierta y yo no sabia que decirle ni que hacer, lo único que podía hacer era controlar que seguía mirándola a los ojos, porque sentía que si no Diana se molestaría de que le hiciese un repaso con la mirada.
Se aparto de mí, pero seguía mirándome mientras se dirigía a su ducha. Se echo mi champú en el pelo, y lo puso en el suelo mientras yo la miraba sin poder moverme de cómo estaba antes. Pero de repente escuche que alguien me llamaba sacándome de mi trance.
- ¡Eva! – Grito alguien a quién no puede identificar - ¡Tu móvil esta sonando!
Recogí todas mis cosas y cerré el grifo y justo cuando me estaba yendo.
- Eva, – me volvía a llamar la diosa griega, pero esta vez no me volví para mirarla– El agua de tu ducha estaba muy fría.
- Ah, ok.

Aunque a mi me parecía que estaba más caliente de lo normal.

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Bueno dentro de poco ya terminare la historia y seguire con otra que tengo en mi cabeza. Pero por esta noche tengo que dejarles que estoy ya muy, muy, muy cansada.
Sweet nihgt!!

Lo que te hace escribir el verano

Bueno aqui les dejo una historia que he escrito en el dia de hoy porque sinceramente lo necesitaba. Espero que no se pasan con las criticas.
Y aviso es un yaoi, lo iba a cambiar y a ponerlo hetero pero puede que eso lo haga otro dia a estass horas ya no me apertece modificarlo mucho más.
Beaucoup bisses et disfruten!!

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Calor interno

En un caluroso día de verano, el sol resplandecía y hacia que el océano atlántico brillase. La arena quemaba a rabiar a no ser que estuvieses en la orilla mojándote los pies. Yo, ya llevaba una semana en la playa, moreno, con mis abuelos pero a mi me aparecía como si llevase allí un mes. No se muy bien como, pero este año no estaban ninguno de mis amigos de de por aquí para pasar el verano. Unos estaban trabajando, otros estudiando, otros viajando…
Y yo, solo en la playa con mis abuelos, sin mis hermanos que estaban con mis padres de viaje de negocios en Italia. Ya, lo se, tendría que haberme ido con ellos a ver Roma pero es que no quiero ir con ellos quiero ir con alguien a quien ame, no con mi familia. Puede ser un poco absurdo, pero el año pasado hice lo mismo cuando fueron todos a Paris y yo no fui. Sinceramente, ya no se si soy un romántico empedernido o un estúpido.
Pero lo peor de todo no era eso, no. Lo peor era que llevaba un par de semanas con un calentón encima que no había forma de quitármelo de encima, por mucho que me desfogase. Necesito unos labios a los que besar, sentir unas manos acariciando mi cuerpo, necesito el calor corporal de otra persona, y sobretodo que otra persona me de mucho, mucho placer. Pero eso era imposible.
Pues debido a que estoy con mis abuelos no puedo autosatisfacerme con tranquilidad, y anterior novia me dejo hace una semana después de cinco meses y no haber echo nada. Como era virgen quería esperar, no estaba preparada lo entiendo, yo la podía esperar. Pero es que lo que me jode es que el ultimo mes, tuvimos muchos avances en lo respecto a ella, me dejaba acariciarla y tocarla más, pero a mi que me partiese un rayo. Tuve que estar reprimiéndome en sobre manera por ella. Y va y me dice hace una semana que quiere cortar conmigo, sin ninguna explicación.
En serio necesito ligar ya o meterme en el frió océano para tranquilizarme mientras nado.
Uff, el agua esta helada pero es perfecta para mi.
Me dedique gran parte de la mañana a nadar de un lado a otro de la orilla, y como soy nadador las corrientes marinas no me molestan mucho mientas nado.
Cuando salí del agua un chico se me acerco.
- ¡Ey! Oye, ¿tú eres Roberto de la facultad de economía?
- Sí ¿Quién lo pregunta? – le conteste con cierto recelo al chico.
- Oh, vaya encantado. Yo soy David, de la facultad de ingeniería. Este ha sido mi primer curso pero te vi nadar en la competición de facultades de la ciudad. – Me respondió sonriéndome.
- Ah, claro. – y nos estrechamos las manos. - Los de primer año no pueden competir solo a partir del segundo año.
- Yo como he entrado en el club de natación te he reconocido. – Que simpático el chaval y la verdad es parece de mi edad para ser un par de años más pequeño que yo. – Como ganaste la competición mucha gente te conoce.
- Bueno, es posible que el año que viene nos enfrentemos, ¿no? – le dije riéndome.
- Seguro que te ganaré. – Dijo de manera desafiante.
- Ya lo veremos. – Respondí desafiante mientras fruncía el ceño.

Nos pasamos un par de horas hablando e incluso nos bañamos juntos en el océano, porque con el calor que hacia si no estabas bajo una sombrilla te achicharras. Y lo mejor es que por un rato pude estar tranquilo.

- Robe, ¿te gustan los barcos? – Me pregunto pensativo.
- Si, uno de mis sueños es sacar el carne de conducir barcos para así poder tener un barco de vela y un catamarán. Adoro desde pequeño los catamaranes, casi todos los veranos mi familia y yo alquilamos uno.
* Un catamarán es un barco de vela que tiene una rejilla que hace de suelo y lo en medio y a los lados tiene una estructura más sólida. Por lo que en este tipo de barco te mojas mucho.*
- Pues sabes que tengo el catamarán de mi padre ahí al lado de esa bolla. – Dijo señalando al barco, pero le lo emocionado que estaba no me di cuenta de su suspicaz mirada.
- ¡No! – dije asombrado. – No puede ser.
- Si quieres nadamos hasta el barco y damos un paseo.
- Espera que se lo diga a mis abuelos y ahora vengo. – Conteste sin pensármelo dos veces.
Volví en un momento, pues solo había ido a avisar a mis abuelos que se volvieran ellos solos a casa que yo me iba a montar en barco.
Cuando regrese me lo encontré en la orilla esperándome.
- Ya estoy aquí – sonriendo como un niño chico. – Le he dejado a mis abuelos mis cosas.
- Ok. Oye ¿Qué te parece si hacemos una carrera y así averiguamos quién es él más rápido de los dos?
- Ok. Venga. – La verdad es que me lo esperaba.
- El que pierda tiene que hacer lo que le diga el ganador por un día. ¿Ok?
- Ok – le respondi desafiante. – Uno, dos, ¡TRES!
Y empezamos a nadar hasta la bolla. En un principio yo le llevaba ventaja pero a mitad de camino me alcanzo y poco a poco empezó a adelantarme.

- ¡Bien! – grito eufórico David. - ¡Gane! ¡Te gane!
He sido derrotado. Y por un principiante.
Joder, que larga ha sido la carrera. Ha habido un momento en el que creí que nunca llegaría al barco.
- ¡Robe! ¿Te encuentras bien? – me miro preocupado pero con brillo en sus ojos - ¿quieres que te ayude a subir?
- No, tranquilo. – le conteste con una sonrisa, que no pude reprimir después de haberle visto tan contento hace unos segundos. Parecía un niño pequeño. – Alejop.
- Venga, voy a enseñarte el catamarán. – Me dijo cuando subí abordo.

- Tenemos suerte de que hoy haga viento. – Me comento David – Así podremos dar el paseo con mayor velocidad.
- Vaya si quieres que me vaya ya me lo podrías haber dicho antes, ¿no crees?
- No me refería ha eso. – Me respondió un poco extrañado. – Me refiero, a que montar en catamarán es más divertido si hace viento y así podemos coger velocidad. Si no, no tiene mucha gracia.
- …
- Oye, toma una toalla. – Se dirigió a un pequeño baúl que había atado al mástil, del cual saco un par de toallas. – Que te puedes resfriar.
- Soy un poquito más duro. – le digo con un poco de soberbia.
- No lo dudo. – Se reía un poco interiormente, aunque no sabia donde había visto el chiste. – Sabes que el pelo largo te queda muy bien, a diferencia de a mi.
- Bueno, pero es muy engorroso algunas veces. – Me paso la toalla y empecé a secarme.
- Sabes una cosa.
- ¿El qué? – se encontraba a dos pasos de mi.
- Me gustaría besarte, Roberto.
Y dicho esto me agarro de la nuca y me beso. Yo sorprendido note como su lengua entraba en mi boca y toca mi lengua, incitándola a jugar, mientras me acariciaba el pelo con su mano.
En ese momento no me puede resistir a él pues me vinieron los calores que llevaban semanas agobiándome y atosigándome, y ahora por fin tenia lo que quería.
Le seguí el juego y le respondí con mi legua. Dios, me sentía derretir en sus labios.
Entonces el bajo una de sus manos, poco a poco, hacia mi bañador. Pude sentir que empezó a tocarme por encima del bañador. Pero, entonces se separo de mí mientras me devoraba con la mirada.
- ¿Vamos a dar ese paseo? – esa era un pregunta retórica. Y yo me encontraba tan acalorado que ni el agua que se filtraba por la rejilla del catamarán podía templar mi temperatura corporal. – Venga ayúdame a poner esto en marcha.

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Pues nada aqui lo tienen. Esta historia decidi hacerla desde el punto de vista msculino desde un principio aunque después se fuese son una mujer (aunque al finas se due con un hombre lo se).
Pero bueno si la historia tiene su exito segire escribiendola.
Buenas noches que ya es muy tarde (^^)
PD: Puede que ahora en un ratiro suba otro capítilo de Eva y Adam pero si no lo subo hoy al medio día.